HISTORIA
Todo se lo debemos a aquellos que en el año 1940 decidieron fundarla, y mas tarde, y de manera oficial, el 2 de febrero de 1941, en la sacristía de la iglesia Parroquial de San Juan Bautista y con la presencia de 37 personas decidieron llevar a cabo el proceso organizativo de la que denominamos Cofradía del Santo Sepulcro.
De esta forma, y recogiendo así los brotes de exaltación que habían acontecido en la anterior Semana Santa, se pusieron como objetivos fomentar el culto a la imagen de Jesús Yaciente, dotar de mayor esplendor la Procesión del Santo Entierro y auxiliar a los cofrades en su defunción.
La primera directiva, cuyo principal responsable era el Hermano Mayor D. Amador Navarro, comenzó con mucha voluntad a elaborar los entresijos de la cofradía. Esta directiva, con algunos cambios, trabajó arduamente hasta el año 1967, donde el Hermano Mayor, por motivos de salud, renuncio a su puesto.
Uno de sus primeros objetivos fue la redacción de un reglamento compuesto por 57 artículos y aprobado en la Junta General el 25 de octubre de 1942. El reglamento comprendía artículos referentes a los cofrades, a la junta directiva, a las generales, a las sanciones y a las disposiciones generales entre otros. Cabe destacar que para formar parte de la Cofradía se debía de tener 14 años cumplidos y ser un fiel cristiano.
El reglamento debía ser seguido con total rectitud, pues en caso contrario podía suponer la expulsión de la Cofradía, como les sucedió a algunos cofrades. Ya el reglamento se deja claro cual debe de ser el habito de los cofrades del Santo Sepulcro: “Túnica blanca ceñida con fajín morado, capuchón alto morado, capa blanca con vueltas moradas, guantes y calcetines blancos. Sobre la caída delantera del capuchón y en la parte izquierda de la capa va bordada la insignia de la Cofradía”. Como bien se sabe la insignia de la cofradía es una cruz potenzada con perfiles dorados y fondo rojo, puesta sobre un círculo blanco delimitado por circunferencia dorada.
Pero, como toda institución, la Cofradía necesitaba financiarse, y aparte de las cuotas de los cofrades (que no siempre eran puntuales) organizo diferentes actos que ayudaron de manera considerable a sus arcas. Actos como la compra y venta de lotería para Navidad, una rifa de una radio y la celebración de zarzuelas como “la Rosa del Azafrán”, representada por miembros del Sepulcro.
Todos estos esfuerzos se iban traduciendo en alegrías, observando como gracias a la Cofradía del Santo Sepulcro la Semana santa iba engrandeciéndose. Además, el reglamento también fue aprobado por el Palacio Episcopal de Orihuela y por el Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia, lo que suponía la confirmación de un inicio prometedor.
El fervor por la Cofradía fue tal que incluso se recibían solicitudes de ingreso desde Leningrado en la División Azul.La Cofradía siguió luchando año tras año, con innumerables historias que contar, hasta nuestros días, donde se ha convertido en santo y seña de la Semana Santa monovera.
Articulo extraído de la revista de la Cofradía del Santo Sepulcro del año 2006, escrito por Noel Poveda Cebrián.